Entre el 2 y 3 de setiembre visitamos Vitoria, capital del Estado de Espíritu Santo, construida en una isla y por ello, en algo, nos hizo recordar a Recife, con su proliferación de puentes, río y mar mezclados. El primer sitio que visitamos fue el lugar -bastante alejado del centro-, donde se fabrican las ollas (panelas) de barro para la cocción de alimentos en fogones (fogao) a leña. Se dice en guías y artículos periodísticos, que de aquí salen las mejores panelas de todo Brasil. ¡Cómo hacer para no comprar un par de ellas y esperar ansiosos nuestro regreso para utilizarlas!
No vimos en Vitoria playas que puedan resultar interesantes, aunque confesamos que no terminamos de recorrer todo su litoral. Sí son muy buenas las de Guarapari y las que siguen al sur.
Más tarde nos adentramos unos 100 km al oeste y pasamos por los pintorescos pueblos de Domingos Martins y Marechal Floriano. Construidos por colonos alemanes, holandeses e italianos en alturas que van desde los 600 hasta 1000 msnm, dicen disfrutar del segundo mejor clima del mundo. Se trata de una zona que justifica el desvío en la ruta. Sobre todo, si le agregamos como “frutilla del postre”, la repentina e impactante visión de la Pedra Azul, inmensa mole de granito pelado, de 1880 metros de altura, que se erige de forma majestuosa dominando todo el entorno. Esa piedra tiene la particularidad de colorearse de azul e ir cambiando de tonalidades según la presencia –o no-, del sol y sus distintas ubicaciones.
Volvimos al litoral y pernoctamos en la ciudad de Guarapari. Importante y ordenado centro urbano ubicado más al sur, que tiene la particularidad de poseer una extendida costanera frente al mar, en algunos casos con hermosas playa de aguas muy limpias y claras, y en otras bordeando formaciones rocosas. Ideal para largas caminatas y una excepción a otros centros urbanos en los que conviene hacer unos kilómetros de más, para obtener estas condiciones.
Cerca de esa ciudad, están las playas de Ensenada Azul (Guaibura, Bacutia y Mucumá). Son de aguas muy tranquilas y limpias pudiéndoselas catalogar como muy buenas.
Más tarde llegamos a Meaipe, unos 10 km al sur de
Guarapari. Se trata de una pequeña población antigua villa de pescadores, con playa un poco angosta en marea alta, pero de un agua clarísima. Totalmente recomendable para quedarse un par de días en cualquier sitio de la costanera, ya que la misma está sombreada por unos frondosos castaños.
Por supuesto que estamos hablando de temporada baja, como la que nos toca ahora. Distinto es el aspecto que tienen estos lugares si se visitan durante los meses de julio, enero o febrero. Se congestionan, no se encuentra lugar para estacionar, los precios suben bastante y las rutas se complican.
Las fotos de esta entrada y las de la precedente, las pueden encontrar en esos enlaces: