Días 41,42,43,44 y 45: Cartagena de Indias – La Combi se fue a Panamá.

El 09 de marzo llegamos a Cartagena de Indias. Lo hicimos después de un viaje de algo más de 200 Km que debería haber sido corto, pero nos llevó cerca de 4 o 5 horas. El cruce por Barranquilla, igual que en casi todas las ciudades colombianas, no se hizo por vías externas, sino que demandó ingresar a parte de esta gran ciudad por avenidas destruidas y cortadas, con el pretexto de obras que mucho no se están viendo.

Cartagena, con sus casi 900.000 habitantes,  es la quinta ciudad de Colombia, aunque no parece muy grande al recorrérsela. Tiene una parte de su traza dentro del perímetro que rodea una vieja muralla defensiva de la época de la colonia, de donde proviene el nombre de “la ciudad amurallada”. Allí se aprecian interesantes construcciones de vieja data, muy bien mantenidas, que ustedes podrán ver en este álbum. Durante la noche se cierra el tránsito en esa parte y los peatones podemos apreciarla mejor.

Del resto la ciudad, se destaca el barrio Bocagrande, con importante edificios de alto que caracterizan la zona residencial y turística más importante y acaudalada. También está el barrio Manga, con construcciones y arbolado de relieve. Siguiendo hacia el sudeste, se llega a la zona portuaria que es muy extensa, con muchos operadores y cerca de ¡50 muelles! 

Cartagena está construida en un lugar donde desemboca el caudaloso Río Magdalena, con muchos manglares, lagunas y ciénagas en medio o cercano al ejido urbano, y a orillas de una bahía inmensa que la transforma en un puerto absolutamente seguro para las operaciones marítimo – fluviales.

Casi toda nuestra estadía de 5 días la alternamos entre visitas a la ciudad y gestiones para embarcar a la Combi hasta Panamá. Esto último dada la inexistencia de carreteras que unan América del Sur con la Central. Con respecto a esto último, tuvimos bastante suerte, ya que dimos con el señor Luis Ernesto La Rota, con oficinas en 3° Avda. N° 26-47, TE 0057 (5) 6608960 del Barrio Manga, quien –junto a la inestimable colaboración de su esposa Sonia y de uno de sus hijos-, nos facilitaron todo el trámite de embarque el cual, les aseguramos, es totalmente engorroso, lento y hasta traumático para quien no está acostumbrado a operaciones portuarias. Como muestra, sólo les cuento lo de ayer: estuvimos casi 10 horas dentro del puerto, para que la Policía Antinarcóticos terminara de revisar nuestros vehículos. Digo “nuestros”, pues coincidimos con la caravana de 10 VW Camper de holandeses a los que ya habíamos cruzado en Lambayeque, Perú; y con una Camper de un matrimonio de franceses que viaja junto a su niño de 4 años. La revisación es exhaustiva, primero por parte de la policía que se manejó con corrección y cordialidad, y luego por una perra, pastora alemán, entrenada especialmente por su guía, quien la incentivaba arrojándole una pelota, o ¡pasándole un peine por su pelo!. Esto lo hacía luego de que –aparentemente-, conseguía un resultado exitoso, el cual no ocurría en realidad (estaríamos “guardados”). Sucede que el oficial instructor “colocaba” pequeñas cantidades de droga escondida en el vehículo y, al encontrarlas, la perra recibía esos mimos y premios. Luego de revisar 2 o 3 vehículos, descansaba y jugaba por un rato, hasta que volvía a su tarea.

En estos momentos el inmenso barco que carga vehículos por el sistema Ro Ro (se los ingresa con el motor encendido, a diferencia de los que se cargan en contenedores, lo cual es más caro), debe estar saliendo o quizás ya esté navegando. La llegada al puerto de Manzanillo se prevé para mañana, y lo debemos retirar posiblemente el miércoles. Nosotros tomamos un vuelo esta tarde a las 17 hs y a la 18 hs llegaremos a Panamá.

Después de 16 días dejamos este hermoso país, lleno de cosas bellas como su territorio y su gente, pero también inmerso en tremendas contradicciones, dificultades y desigualdades. Como ejemplo, les damos uno solo. En Santa Marta nos aseguraron que habíamos hecho muy bien en no entrar a Bogotá, ya que hay desorden y malestar, pues 160 obras públicas están paralizadas porque los gobernantes se robaron la plata! Eso sumado a un presupuesto que insume el 35% para gastos de las fuerzas armadas y a una tremenda concentración del poder económico en poquísimas manos, quizás explique muchas de las cosas tristes que vimos. Sin embargo, el actual presidente Santos parece estar liberándose de la influencia del pasado régimen y gozar todavía, de una cierta dosis de consenso por parte de la gente. Ojalá Colombia pueda resolver estos problemas que siempre existieron, aunque ahora, luego de una aparente declinación de la guerrilla, empiezan a verse con mayor crudeza.

Chau amigos, en nuestra próxima entrada ya vamos a estar en Panamá, con más del 40% del viaje hecho.